Humilde y hermoso
se alza el almendro
como una sonrisa
del gélido enero.
Su cuerpo espumoso
baila con los vientos
encendiendo el campo
de blancos destellos.
Entre los olivos
se suelta su pelo
melena de nácar,
cascada de pètalos.
Al pie del camino
donde habita el trebol
yo he visto encenderse
la luz del invierno.
© Paqui Muñoz
martes, 19 de marzo de 2013
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